Desde la irrupción de esta última generación de ultrasonidos, casi nunca usamos el láser.
¿Por qué?
1.-La cánula del Vaser es mucho más gruesa que la fibra óptica del láser, por lo que trata mucho más volumen de tejido adiposo en cada pasada.
2.-Por otro lado, trabajamos mucho con el tacto, y a través de la piel apenas se siente por dónde va la fina fibra óptica del láser, sobre todo en planos profundos. La del Vaser se palpa mucho más y tenemos más control de las zonas que estamos tratando.
Esto es particularmente importante en la marcación abdominal, donde el tacto es fundamental para controlar el plano subcutáneo donde se trabaja, que es muy superficial y fácil de atravesar con el láser, lesionando la mano del cirujano y prácticamente imposible hacerlo con la cánula gruesa y roma del vaser, por lo que da más confianza y se trabaja más seguro y rápido.
3.-El Váser no sólo quema y calienta el tejido adiposo y las fibras de colágeno como el láser, sino que también produce ondas de cavitación que fragmenta más el tejido adiposo y en un radio de acción mucho mayor, por lo que es más efectivo como tratamiento previo a la liposucción tradicional.
