En la adolescencia quería ser pintor. Mi padre, que era médico, me sugirió que, dadas mis capacidades para el dibujo, podría estudiar medicina y hacerme cirujano plástico. La pintura podría seguir ejercitándola, ya que muchos pintores de éxito no hicieron bellas artes, o les echaron, como a Dalí . Le hice caso, y no me arrepiento.